sábado, 26 de mayo de 2012


Extramuros, enriquecida por los diez años de la Riso
Félix García Acosta (Felo), 27 de septiembre de 2010
Al visitar la Editorial Extramuros somos recibidos por su director Arnaldo Muñoz Viquillón quien nos explica:
En sus inicios, la editorial fue concebida como un pequeño taller de publicaciones ligeras sin embargo, el progreso, aunque lento, resultó asimismo inevitable. La tentativa de publicar obras inéditas sedujo a un número importante de escritores.
Canción para los que nacimos de entre los muertos, de Osvaldo Fundora, salida de imprenta en julio de 1976, inauguró el periplo de Extramuros, una trayectoria que durante todos estos años se ha enriquecido constantemente con libros de poesía, narrativa, ensayo, testimonio e investigación.

Por eso se puede afirmar que, a pesar de surgir como una alternativa para los nuevos valores del movimiento de talleres literarios, en tanto se ampliaban los recursos humanos de la editorial y sus posibilidades técnicas, fueron llegando obras con otras magnitudes y desde luego, el balance temático y de género se amplió.

Hoy podemos sentirnos satisfechos con muchos autores que han publicado en nuestra editorial y es obligatorio recordar  nombres como los de Alex Fleites, Nicolás Guillén, Roberto Branly, Raúl Luis, Luís Suardiaz, Waldo González, Luis Álvarez Álvarez, Magali Sánchez Ochoa, Jesús Orta Ruiz, Luís Marré, Ada Elba Pérez, Víctor Fowler,  y otros que harían muy extensa la nómina.
Si algo define nuestro trabajo es la pluralidad de las proposiciones. Recibimos centenares de obras cada año, la mayoría de ellas nos llegan avaladas por los Consejos Municipales del Libro, la Asociación Hermanos Saíz, la UNEAC y la Unión de Historiadores de Cuba. 
Claro que no todo lo que viene es interesante, pero intentamos seleccionar la obras de vanguardia, las más originales, las más sugestivas dentro del ámbito literario, y aunque no lo consigamos siempre, sí tratamos de pensar en el lector primeramente: qué demanda y cómo se le puede satisfacer. A partir de ahí, hacemos por entregar la mejor propuesta.
Estamos en un territorio profuso en cuanto a obras literarias se refiere, ese es un lujo de Ciudad de La Habana y a veces lamentamos el hecho de que tenga que ser la selección, de nuestros planes editoriales, tan limitada, en cuanto a la cantidad de títulos. Quisiéramos publicar más obras, pero las posibilidades son moderadas, por suerte los autores, en su mayoría lo comprenden, e imagino que los lectores también. No podíamos hablar de la Risograf si no mencionamos este precedente. Y es justo una década atrás cuando ocurre esa renovación dentro de Extramuros que va más allá de una nueva tecnología, de una simple continuidad, se resiente la secuencia; la Riso es un nueva percepción del proceso editorial.
Las probabilidades de que los proyectos de libros lleguen a la publicación, ahora son mayores. La literatura gana y pierde con ello. La Risograf reactiva la literatura en los territorios, se desengavetan algunos textos, resucitan talentos que el Período Especial en vano quiso anular, otros que empezaron a escribir desde entonces y consiguieron hacerlo bien. El nuevo concepto empieza por redescubrir las potencialidades literarias en una ciudad ocupada intelectualmente por bachilleres y profesionales. Y en efecto, la respuesta no se hizo esperar, los talleres literarios rejuvenecieron; pudo parecer que la crisis que en ellos se dio en los años noventa había hecho metástasis, pero no, ahí estaban, renaciendo como el Ave Fénix.
Los escritores inéditos, por regla general, se remiten a los Consejos Municipales del Libro. Es la vía correcta para hacernos llegar las obras. Es en esa instancia donde ocurre la primera decantación, es en el territorio donde por primera se delibera si la obra posee o no calidad literaria. Una vez que este documento pasa a la editorial se somete al criterio de lectores especializados y la última deliberación ocurre cuando el Consejo Provincial del Libro hace las observaciones finales con respecto a un próximo plan editorial. El libro como objeto artístico está condicionado por la lentitud, desde que empieza en la página en blanco a la que se enfrenta el escritor hasta su aprobación final, y luego, en mi criterio, comienza la etapa más compleja: la edición, el diseño y la labor técnica productiva.
Los editores de Extramuros me maravillan –asegura- por su ductilidad. Les han tocado obras de todo tipo, han trabajado en todos los géneros, e incluso, en las complejidades de la literatura infantil. En proyectos investigativos y hasta en obras relacionadas con el deporte, la música, o la danza. Hay que desdoblarse. El trabajo del editor es arduo y eso solo lo sabe otro editor, nadie más; hasta los propios autores lo olvidan. A veces hay que reconstruir libros a tal punto que no hablamos ya de edición sino de coautoría.
El diseño nos preocupa grandemente, el libro tiene que ser algo atractivo. El diseño invita a la lectura, es la primera imagen de la obra. Un buen diseño hace milagros. Muchas veces nos ha fallado este aspecto a lo largo de diez años, en ocasiones los propios autores han sugerido el diseño de sus cubiertas y esto ha sido fatal. Creo que llegó el momento de oxigenar un poco nuestras colecciones en este sentido, y aun sin contar con un director artístico ni un departamento de diseño bien establecido tendremos que hacerlo. Aunque no podemos perder de vista al respecto que son moderados nuestros recursos materiales y ello nos establece límites. Desde luego, con esos recursos podemos lograr un trabajo mejor, de hecho, también lo hemos logrado; lo que no podemos conformarnos con que unas veces si y otras no. Hay que conseguirlo siempre.
Asimismo, el trabajo en la imprenta es arduo. Tiene muchos procesos que son manufacturados. Eso cae también en el olvido. El personal es laborioso, pero a diario tiene que vencer obstáculos. Las condiciones son difíciles. Una guillotina, por ejemplo, puede amanecer con un mal biorritmo y trabajar a falsa escuadra, o la propia Riso puede tener en un momento imprevisto un desarreglo hormonal, en fin, a veces sentimos un máximo estrés en una producción.
En la actualidad Extramuros divide sus producciones entre las colecciones Meñique —dedicada a la literatura infantil—, Ciudad —promoción de autores provenientes de los Talleres Literarios Municipales—, Ceiba —autores y obras que la propia Editorial elige por su valor y madurez—, Giraldilla —para las mejores obras—, e Impacto —ciencia ficción y policíaco. Debe agregarse que varios títulos de exclusivo interés y características singulares salen a la luz con formato personalizado, a modo de ediciones especiales. El balance temático tributará a cada colección y a su vez a la demanda de los lectores, o a las necesidades de los creadores.   
Para resumir, puedo decirte que, con aciertos y desaciertos hemos transitado por estos diez años, pero el saldo general ha sido bueno. Se han publicado excelentes obras. Los lectores se han sentido satisfechos, hay títulos que se han agotado, otros que merecen reimpresiones, vienen a buscarlos a nuestras librerías y ya no están. Eso también es innegable.


Tomado de Tribuna de La Habana, y aparecido en Cubaliteraria el 27 de septiembre de 2010

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